miércoles, 26 de septiembre de 2007

con Anna Miquel

A mi me hace gracia porque de tal palo tal astilla. Nuestras madres son lo que se conoce como “amigas intimas” y nosotras nos hemos copiado y creo que hasta las hemos ganado. Empezamos cogiéndonos el hilo en veranos en Cambridge y en Dublin y todo ha proseguido porque si antes vivíamos cerca, ahora aún más. Igualada es la cuna de nuestro grupillo y ahí nos tiene cada fin de semana. Barcelona es nuestro presente y futuro próximo y afincadas aquí estamos y que casi ni nos despegamos. Tenemos una conexión especial que se demuestra en diversas facetas. Una, es que los caracteres son casi opuestos y esto hace el típico balance perfecto. Otra es que la moda, la música, los cotilleos y las fiestas nos molan por igual. Y finalmente y no menos importante, el alcohol muestra sus efectos exactamente en el mismo instante para ambas. Nosotras lo llamamos “la sincronización” y es que es acojonante y descojonante.
Ella es de la rama farmacéutica y de un aplicado de aplauso. Si las clases empiezan a las nueve, ella ya ha hecho el calentamiento estudiantil desde las ocho. Pero bueno, esto no significa que no se dope de fiesta. Los veranos son su periodo a lo loco y también lo borda. No se pierde ni un tinglado, duerme con la ropa puesta (si las condiciones lo requieren) y el día siguiente te propone un nuevo sarao. Y ella sabe que a mi esto me va. Y me va porque hacemos unos bailoteos dignos de gravar, porque hay veces que una discoteca por noche no es suficiente y porque si alguien necesita ayuda a las seis de la mañana, la tiene.
Paralelamente, tenemos un problemilla. A veces, en cualquier momento del día, nos aburrimos de una manera descomunal y es entonces cuando encendemos la tele. Por supuesto, nos hemos llamado para aburrirnos juntas que nos sentimos mejor (o algo así). Hace unos años nos pasamos dos semanas alquilando una peli por día. Ahora ya somos más pro programas basura y fieles seguidoras, sufridoras y animadoras de Supermodelo 2007. Es patético (reconozcámolo), pero nuestros planes del lunes dependen de este programa y si algo o alguien se interpone, la que se arma.
Tantas horas juntas provocarían un quecoñonosvamosacontaralfinal. Pero nunca sucede. Siempre le sacamos punta a cualquier tema y si además hay pitis disponibles la sesión se alarga hasta cuandosea.
Ahora que me acabo de releer el texto me parece que estamos bastante colgadas aunque somos de un feliz que no tiene precio, y esto yo lo conservo, que quieres que te diga. Que si me sobran veinte minutos antes de entrar en la pelu y estás a mil kilómetros, yo me paso a saludarte. Que si pasas por delante de mi puerta azul y sabes que no estoy, me llamas para asegurarte y quedar para más tarde. Que si tu me sueltas un secreto y yo te suelto otro, acto seguido, se chapan las bocas y perdemos la memoria. Y mil pedacitos de vida más. Que una comparte mucho contigo y te coge un cariño que ni punto de comparación. Nunca te había dedicado un trocito de esta página y te lo mereces sin duda alguna. Ya era hora.

jueves, 20 de septiembre de 2007

De labios rojos

Hay una escena en esta vida que siempre me ha parecido elegante. Suceda donde suceda y haga quien lo haga. Es una de las bonituras de ser chica. Es todo el proceso. Al principio te atreves o no te atreves. Y lo haces, una o mil veces en la vida. Para disfrazarte o para arreglarte. Para besar o para explotar la sensualidad del lado femenino. Da igual.
Abres esta barra de labios. Solo sucede con ésta. Normalmente es la que cuesta más que se gaste. Sacas la tapa pero aún no ves nítido el color que se esconde, parece marrón, granate. Empiezas a elevar la pintura y cada vez tienes más ganas de impregnarte. Te miras en el espejo. Preparas el labio superior y empiezas a pintar. Resigues cada línea que hace tu boca especial. No cesas de darte cuenta de como cambia el rostro, únicamente, con este color. Luego, sigues con el labio inferior que siempre parece más intenso que el de arriba. Será por la luz, será porque es el protagonista, será porque es el que casi siempre empieza a besar. Y entonces, te vuelves a dirigir al espejo. Te acostumbras al color rojo. El rojo de la pasión. El rojo pasión. La pasión del rojo. Yo tengo esta pasión. Aunque la cuido mucho. Y es que cuando una chica se pinta los labios rojos es una escena preciosamente elegante e inigualable. Puede parecer ridículo pero no lo es. Piénsalo, cada vez que lo haces es porque te has atrevido, porque hoy te da la gana sorprenderte a ti misma, porque hay días especiales y porque ellos no lo van a hacer. No les sienta bien. Es para nosotras y nuestro punto de sofisticación.
Lo dice muy bien Valentino: un color, indudablemente, el rojo.

martes, 18 de septiembre de 2007

Canciones

Esto de las canciones tiene lo suyo. Lo suyo es que también es tuyo porque las que más nos molan son las que tienen letra que encaja con un momento, sentimiento o deseo que has tenido tú mismo. Entonces dices: esta canción es buenísima. Entonces dicen: pero si habla de una pringada que se ha pasado media vida enamorada de un tío que no le hacía ni puto caso. Y entonces haces las relaciones obvias y piensas: pringada = yo misma.
Cada uno se sabe sus historias y a veces escuchando una canción que se asimile a lo que te pasa por la cabeza, te sientes comprendido, piensas que alguien más tiene las mismas penas y las mismas ilusiones que tienes tú. Pero por supuesto que a Bon Jovi a Chan Marshall y a James Blunt les importa un pimiento lo que te pase a ti. Pero bueno, este rollo de mantener una relación con una canción nos va a todos. Quién no ha dedicado una canción a alguien, quién no ha dicho: eh, escucha este trozo, quién no ha afirmado: esta sera nuestra canción…vamos, que somos todos unos sentimentalistas (aunque algunos aún no hayan salido del armario).
Aún así, siempre me da rabia porque nunca he encontrado una canción que entera, sea clavada a mis circunstancias. Pero tema solucionado porque M. me ha jurado que escribirá, tocará y cantará lo que nos siente como anillo al dedo y me parece bonitísimo. Si Kate, Kurnikova y Lopez tienen quien les cante por qué no podemos el resto de las mortales tener lo mismo, al fin y al cabo, ellas ya lo tienen todo a raudales, pues que lo compartan tu.