martes, 20 de enero de 2009

Equilibrio

Fue un viaje rápido y quieto, tan conmovedor. Me dejé los puntos y las comas en la última parada de tren y lo encaje todo en unos pocos segundos emocionales. Sin pausas y sin espacios no me perdí ni el mínimo detalle. Eran las siete y veinte de la tarde y notaba mi equilibrio interior. Ese que llegó por primera vez la semana pasada sin motivo aparente y del que me he enamorado eternamente. La sensación era tan nueva pero tan placentera que hasta tuve miedo. El miedo a la levedad del ser de Kundera nos empaña los ojos de espejismos innecesarios que ciegan nuestro camino y, entonces, nos servimos de los puntos y las comas como excusas. El equilibrio interior es mirar al vacío y verte a ti mismo subiendo y bajando montañas pero siempre con una línea recta continua que sustenta tu interior. Esta línea es cuando ambos lados de la balanza quedan equilibrados y la armonía te presenta a la paz interior. Esta visión del equilibrio supongo que es ilusoria a la par que diferente para cada alma. Pero las almas somos parecidas o hasta gemelas y siempre luchamos para vivir en el mejor hogar y dormir en la mejor cuna. Mi viaje era una sucesión mental de parámetros armónicos que se encadenaban con impoluto orden para rescatar a esa disciplina que ya había prácticamente empaquetado. Y cuando rescatas lo que habías perdido te sientes aliviado y bajas los brazos porque sientes que dejas de ser el culpable de tu propio desorden vital. Y yo, la primera candidata a ser la eterna enamorada del amor y de las relaciones sentimentales me doy cuenta de que un corazón vacío puede ser un corazón feliz. Nunca imaginé que yo escribiría esta frase. Pero el amor es una montaña rusa que desequilibra todos los sentidos habidos y por haber. La tranquilidad emocional nunca había sido mi aliada pero ahora es un vicio que me proyecta a mi tranquilidad. Basta que haya dicho esto para que me llegue la tormenta. Después de la tormenta siempre llega la calma pero nadie le ha puesto nunca un punto y final a esta frase.

1 comentario:

Aiats dijo...

Ara mateix em trobo sobre una corda fluixa, agafada d'una banda per la rutina i de l'altra per la decepció del passat... i m'hi podria passar una bona estona fent un café i mirant-me, xerrar amb tu, al meu costat i comentar i escoltar l'eco dins nostre. Per què? Perquè hi estic còmode!

Muac!