Encerraron las luces dentro de bombillas que parecían desaparecidas. En el suelo, cuerpos que respiraban sin cautela arrojando al aire sus pensamientos relajados. Mentes separadas que desbordaban una pizca más de felicidad en una atmósfera plagada de esfuerzos agotados. Ojos cerrados que se complacían con una música que sonaba a final feliz. Una cúpula llena de vidas dispares que se acercaban poco a poco.
1 comentario:
Tremendo; al fin he descubierto algo que merece la pena seguir.Por cierto, conozco a Blanca, esa que lleva tu mismo apellido; curso con ella en el colegio concertado en el que sabes que vamos. Espero que estas directrices no hayan rebelado nada que no quisieras que rebelara.
Escribe más a menudo, que se te da cojonudamente.
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