sábado, 16 de junio de 2012

Lienzo

La noche era como un velo negro que cubría la tierra cayendo desde el cielo cual seda invisible. A lo lejos ojos animales que derretían el trabajo de los relojes y todos los sentidos se concentraban en aquella sorpresa prevista para digerir días después. Quien comprende que hay posibilidad de que la vida tenga disfraz de puzzle y que todo encaje, entiende que hay razones para perder la razón. Cuando hay jardines eternos que son el preludio de posibles eternas melancolías estás perdido o, en el mejor de los lugares. Nadie sabe suficiente hasta que entiende y descubre que es consciente de algo. Y es desde este estadio donde lo quieres todo.