lunes, 23 de febrero de 2009

Historias desnatadas

Las historias desnatadas son esas que tienen reglas de juego. En el amor y en la guerra todo vale, pero en las historias desnatadas nunca se puede llegar ni al amor ni a la guerra, sólo se puede jugar. A mi los juegos me parecen encandiladores al principio pero siempre me acabo cansando porque ya me sé todas las jugadas. Además, lo desnatado solo sacia por un tiempo, luego siempre tienta tu apetito y te hace buscar algo más. No sé si sabes de historias desnatadas pero regulan tus limites y tus pretensiones, aclaran los deseos. Es el juego de los personajes en el que cada persona tiene un rol conciso preparado para evitar el enamoramiento. Me parece absolutamente absurdo porque la mejor pasión conoce el amor, pero me apetece jugar un rato. Tengo una amiga que me contaba que es muy difícil manejar bien el acelerador y el freno en cuestiones del corazón. Y yo estoy de acuerdo pero siempre he sido muy teatral y lo de ser actriz es un vicio. Las historias desnatadas listas para probar.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Las ocasiones ¿perdidas?

Las ocasiones perdidas son la receta del arrepentimiento. Y el arrepentimiento es, afortunadamente, un sentimiento del que te puedes alimentar o puedes rechazar. Yo nunca le abro la puerta porque no hay carga más pesada que aquella que nosotros aceptamos a consciencia. Y no hablo de relativizar nuestra consciencia, sino que hablo de no tener un historial de ocasiones perdidas. Si te fijas, la palabra ocasión es positiva mientras que las pérdidas tienen una alta carga peyorativa. Aunque sea por este motivo, nunca enlaces lo positivo con lo negativo. Si lo haces sólo conseguirás que lo bueno se desvanezca ante la potencialidad de lo malo y que además el arrepentimiento de no haber conseguido lo mejor subleve tu arrepentimiento. Yo creo en el valor de las decisiones que tomamos en cada momento. Y estas son el resultado de nuestra consciencia o inconsciencia, ¡qué más da!, son el reflejo de nuestra personalidad. Y que yo sepa nadie debe arrepentirse de las líneas que traza su manera de ser. Manera de ser, fíjate tú que libertad. Y la libertad nunca ha conocido la razón de ser del arrepentimiento. Por lo tanto, toma o deja, haz lo que quieras. Pero no le temas a tus propias decisiones, sino, créeme tendrás una vida y una libertad vulgar. ¿Y quién quiere la vulgaridad?

domingo, 15 de febrero de 2009

Los corazones que van tarde

Hay corazones que van tarde. Dejan pasar el huracán de sus propios sentimientos y sin darse cuenta acaban totalmente prendados de la fuerza de sus emociones. Ciegan sus ojos para retar al miedo y reducen sus palabras a sentencias efímeras cuales castillos en el aire. Besan a medias para tener la sensación de que pueden desimantarse de otros labios con facilidad. Y así, se meten en este espiral de inconsciencia de corazón donde la ignorancia es la píldora de la tranquilidad. Y dejan que la suerte de la compañía se les escape como arena fina en las manos. Y dan caricias efímeras como sellos que validan cartas a destinos insospechados. Y caminan de puntillas en una cuerda floja donde se arriesgan a ganarlo todo o a quedarse sin nada. Y dejan pasar los momentos más deseosos para mantener su cabeza firme. Y así pierden poco a poco el equilibrio. Y se encuentran zambullidos en una burbuja donde la cordura del amor se les escapó mientras ellos pensaban. Los corazones que van tarde, nunca jugaron a su favor.

viernes, 13 de febrero de 2009

El olvido es vacío

Nos convertimos en líquido y nos escapamos de todas las botellas descorchadas. Luego tu te evaporaste esparciéndote hasta la invisibilidad. Y yo me sequé, cómo rosas sin agua que no llegan a fin de mes. Y nos perdimos la pista que antes nos dejábamos para ganar al olvido. Pero olvidarte ya no me da miedo y así me despojé de los lazos con los que empaquetamos nuestras vidas. Y sin darme cuenta se me adelgazó la melancolía y se me esfumó la eterna nostalgia con la que tu me enseñaste a vivir.
A veces nos alimentamos de las líneas de vida que nos brindó el pasado por miedo. Miedo sin más. Pero es una sensación que debemos superar porque su contenido es el vacío. Y el vacío solo sirve para llenar. Pero para llenar de novedad.