domingo, 23 de octubre de 2016

Pared

En la soledad te llevo conmigo y es menos la soledad. 
Es más gris el día y se repite así.
Hacía más calor en tu mirada.
En la soledad te veo conmigo y es menos la soledad.
No llega el invierno contigo.
Quiero irme cerca.
Tengo tu mano guardada en mi piel.
Tengo tu espalda grabada en mis dedos.
Nos quedamos en un espacio vacío.
Me caigo constante.
Pared.
Quiero que se derrumbe el espacio y el tiempo.
Bailar contigo en un suspiro cerca de tu cuello.
Hacía más calor en el volcán de nuestra mirada.
Llueve pesado.
Me ausento.
Tu presencia lejana.
Pared.
Escalarte los brazos con los labios a puerta cerrada.
Pasa sin ti el otoño.
Mis ojos no divagan.
Descanso.
Me encuentro.
Tengo el corazón guardado en un puño.
No llega el abrazo.
No siento placer.
Camino con tu presencia constante.
No me equivoqué.
Es más gris el día porque se repite así.


viernes, 21 de octubre de 2016

TRUMP(ets) & co.

Crece de noche el fin de semana y la vida se complica, al menos, una vez al mes. Tienes un billete entre los dedos, crees que cuando te den los dos euros de cambio, me tendrás un poco más cerca. 
A mi derecha una tía apoya los brazos encima de la barra y se mira en el espejo que hay detrás de todas las botellas. Se mira pero no se ve, se busca. Se busca en la copa que se ha acabado, en la siguiente, se busca en otros. 
A tu lado están tres colegas que después de brindar, bajarán al baño de mierda y hablarán de tías en un centímetro cuadrado mientras celebran la línea de salida. 
Sigues moviendo el billete de veinte entre los dedos de tus manos. No me reconozco en tus manos, me miras, me buscas o te buscas, yo qué sé. 
Mis amigas bailan descaradas y yo me empiezo a mover. Ahora ya no sabes si tienes que bailar o invitarme a una copa. Que te den. Haz lo que quieras, si no sabes lo que quieres, que te den. 
Te sonrío y te digo: “caballosenvolandastardeyfrío” y tú me dices: ¿qué?. Repito “tardeyfrío”, añado: “adiós”. 
No has entendido nada pero empieza la cuenta atrás para recapitalizar tu inversión. Tarde y frío nunca es bueno. Adiós es peor. 
Empieza una búsqueda espontánea de mujeres, radar circular por encima de la noche madrileña. 
Yo bajo un par de escalones, quiero jugar. Me detengo, te miro otra vez. Aún miras por si acaso. ¿Por si acaso? Que te den. Ninguna de mis amigas baila como si fuera una por si acaso pero todos se acercan por el motivo equivocado. 
En los culos de mis amigas muchos encontrarían el edén. Las cabezas de mis amigas son claras y concisas: detente o ven. 
Suena “Pure Morning" y yo estoy otra vez donde estuve el año pasado. Y tú también. Sabía que estarías aquí. Hola, otra vez. El de los veinte euros me descarta. Nosotros nos volvemos a ver. Cuatro meses y un verano. “Hola, otra vez”, dices. 
La tía que se buscaba en los espejos ahora se busca en ti. Tu te buscas en mi. Se descorchan las preguntas, se complica la noche, una vez al mes. 
No llevo sombrero, no me puedo esconder. Coges un rizo y lo destrozas, invades un trozo de mi piel. Te abrazo mientras mantengo mi copa en alto por detrás de tu cabeza. Mi triunfo, la salida, el no lamento el día después. 
Pones la mano en el bolsillo, reconoces que algo no te está saliendo bien. Me perdonas, le diste tiempo al tiempo y ahora quieres volverme a conocer. Te acuerdas de mi culo y de mi cabeza: detente o ven. “Too late” dice la canción que te da en toda la cara en forma de estribillo y sigo manteniendo la copa en alto mientras muevo esa cadera que un día te obsesionó. 
Extiendes tu mano, que tanto me gustó y me tocas la mejilla. Algunos compran con veinte euros, otros con un resquicio falso de amor. Pero la noche es un circo y cuando todos los animales embriagados por la misma noche ya se han rendido, empieza el día después. 
La vida se complica, al menos una vez al mes. Yo en mi vida había sentido este deseo irrefrenable de brindar con los culos de mis amigas por nosotras, por lo que nos invade desde la cabeza hasta los pies.

jueves, 20 de octubre de 2016

Inside

En el peso cabe la emoción,
en la superficie no.
Curvo por las líneas que se impulsan
hacia delante y hacia atrás.
Hay muchos nenúfares que posan
en aguas intactas, bellas
pero inmóviles, no hay marea.
No están solos,
les parece un buen sitio para estar,
son muchos,
se salvan del peso
juntos y leves.
Cuando fijo la mirada
en el mismo punto,
desde el mismo sitio
me muero.
Yo llevo en el apellido
una fuente de energía
que a veces me sobrepasa
y otras veces
constantemente
me tiene,
mantiene,

viva.
En la vida cabe la emoción,
en la superficie no.

martes, 11 de octubre de 2016

Deseos e incertidumbre

Durante años he tenido una verdadera sensación de no pertenecer a los jarrones chinos de anticuario que hay en el recibidor de casa de mis padres. Tengo graves principios de “horterismo” que veo, a menudo, reflejados en un apoyo activo a cualquier indicio de folklore. Encuentro en Frida Kahlo un equilibrio entre la necesidad de arrojarme coronas de flores a la cabeza y la de pintar tranquilamente caras de señoras en un lienzo. Las mujeres más bellas tienen ojeras, las mujeres más bellas tienen el peso debajo de sus ojos. Me pregunto frecuentemente por qué relaciono las situaciones desagradables con ensaladas tibias de bogavante. O por qué veo flechas de neón verde que relacionan ropa interior de encaje negro con bombones de licor con ciruela.

El domingo pasado cogí el coche y fui a salvarme un rato la vida cerca de la naturaleza. Sin embargo, yo cuando empiezo a leer un mapa me olvido de que tengo que leerlo. Me perdí y acabé en una carretera llena de curvas. Me mareé y tuve que parar. Me puse a escuchar a Johnny Cash y se me pasó el mareo pensando en que si hubiera sido catalán se llamaría Joan “Suelto”. Cash, Suelto. ¿Por qué se considera más agarrado un billete de cinco que una moneda de dos? 
Tener suelto, la connotación de esta palabra me transporta a otro lugar. Me veo a las tantas en la sala Siroco con ganas de jaleo. La Jalea Real, en realidad, no es más que un buen jaleo. Ser un poco suelto es ser joven. Yo ya lo fui. 
Ahora solo quiero ser una señora italiana que nunca seré.

jueves, 6 de octubre de 2016

Me enfado

Tus límites me mojan los vacíos.
Mis inviernos y tu pasado
encogen lo emocional
y ya ni nos desdoblamos.
La fecha ahora es sólo distancia y
de mi lugar se ocupa tu olvido.
Te confié a un mar desconocido.