miércoles, 25 de noviembre de 2009

Piano

En ese preciso instante se cayó la última rosa roja que colgaste entre perlas en mi balcón.
Fue como el crepúsculo de la suma de tantas noches que podrían haber sido las diosas de mi devoción.
Sin embargo, me embriagaron las perlas que se fundían con las estrellas como las luciérnagas se tiñen de destellos de luz.
Y desde mi cama y con la respiración tenue como tu rostro en mi recuerdo desprendí pensamientos inconexos que desbordaban la razón.
Y así jugué con el placer de alborotar la tranquilidad de la oscuridad con la locura de los sueños.
Y me acordé en la inconsciencia del dormir de las promesas que una vez desorbitamos de la cercanía de nuestras manos.
Quizás nos acercamos porque fuimos empujados por el azar. Como rosas rojas lazadas entre perlas…unas son de la tierra, las otras son del mar.

lunes, 26 de octubre de 2009

Léeme los labios

Era una tarde boca abajo en la que ya amanecía la oscuridad. En la mesa de la habitación había botellas de cristal verde llenas de pétalos rojos que parecían un poema enjaulado. Había copas de culo grande y pierna finísima preparadas en la encimera para una noche de velas y palabras vergonzosas. Las primeras citas pueden ser el bautizo o el funeral de una relación. Pero esa imagen era digna de la puja más alta en la subasta más cotizada. Y ella se preparaba delante del tocador rococó que había adquirido en esa callejuela de Paris donde cada año hay una única reliquia. Estaba desnuda frente el espejo que matizaba a la perfección la sinuosidad de su presencia cuando liberó del cuello al pecho su perfume cotidiano. Y luego, dejó caer desde sus hombros un vestido de seda amarilla que calculaba como ninguno los milímetros de su cuerpo. Y se empapó del rojo del carmín, prácticamente, solo con la vista aunque con las yemas de sus dedos jugueteó con sus labios hasta subir un punto su color natural.
Aún tenía tiempo hasta que él llegase pero no el suficiente como para alborotar sus nervios sentada a la espera en un sofá. Este era uno de sus vicios, nunca tener demasiado ni suficiente.
Tenía en una estantería un montón de discos habitados por canciones lentas que auguraban la mejor de las digestiones después de una cena. Las horas alargadas cuando está entrada la noche pueden ser maravillas encandiladoras. Y la música ya sonaba, y los platos, en su sitio, estaban vacíos. Y los cubiertos preparados y las servilletas blancas para tintar si aún quedaba carmín. Y sus hombros eran como caídas al vacío, preparados para ser rescatados y sus ojos eran principios de fuego retando al viento para ser llamarada.
Y los minutos se agolparon en el reloj que no tenía y así llegó, apareció, surgió una nueva sorpresa.
Él esa noche, él y ella todas las demás.

sábado, 10 de octubre de 2009

Tardes de lejos

A veces aún pienso en el abismo en el que vivimos inconscientemente cuando estamos enamorados.
Me acuerdo de cuando vivía con esa electricidad que prendaba mi corazón y mis ansias y llenaba mi vida de horas nerviosas que hervían de deseo. Pero, de algún modo, tengo la sensación que viví tanto y tantas veces ese deseo que hasta se evaporó. Y en mi, ya no está. Y podría volver a la melancolía que evoca el repaso de los días pero ya no me acuerdo de cómo se reconstruye el sentimiento de un amor. Y reconstruir no es vivir, es recordar. Y ahora ni reconstruyo, ni vivo ni recuerdo el amor. Pero hoy, en algún remoto lugar de mi cuerpo, ha reaparecido una colección de tardes de invierno que, a pesar del frío, solo desprendían fuego. Y esas tardes, eran tardes de nervios, de ganas, de esperanza desesperada, de esa porción de vida que ahora siento lejos...el amor.

jueves, 1 de octubre de 2009

La Burbuja

Desde la burbuja donde la vida pasa más rápido que en cualquier otro lugar, no escribo cartas. Ni a mi misma ni a nadie.No es que quiera aliarme con secretos temporales aunque sí quiero ser la única pasajera en este viaje largo aunque efímero.Aquí la realidad es un algodón de azúcar que nunca tiene forma de trampa sino que de regalo. Hablemos, pues, de irrealidad.Esta vida "paralela" es un volcán de sentimientos que surgen y desaparecen a la misma velocidad que las horas. Todo es rápido.Quizás este sea un tobogán de felicidad con fecha de caducidad. Al final siempre se divisan todas esas personas que han formado,forman y, probablemente, formarán parte de mi vida. Pero están al final del tobogán, al inicio de mi verdadera realidad -evolucionada-. Y ahora, después de tantas horas ya aquí, aún me parece raro estar lejos aunque tan cerca de todas estas personas y situaciones nuevas.Aquí me cuesta encontrar un momento para estar sola aunque me cuesta más encontrar la necesidad de estar a solas. Hay tantas conversacionesque quiero cazar, tantas vidas que después voy a contar, tanta disparidad de culturas y colores de los que me quiero empapar...que siemprequiero estar. Me he dado cuenta de que me he alimentado tanto tiempo de la soledad que ahora me aborrece hacerle compañía. Que raro va a ser volver a llegar y notar que hay pasos agigantados en mi interior que para reconocerme, se tendrán que descubrir. Ahora creo que soy una amante oficial del cambio. Del movimiento, de la agilidad de volverse a adaptar y, sobretodo, de vivir.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Erasmus

La consciencia del cambio es el mejor aliciente pero también la mejor resaca. Lo nuevo y lo tuyo, un dilema emocional. Me voy y nos vamos con un billete de ida cual puerta abierta a lo desconocido. Los viajes siempre han sido el punto de inflexión de mi vida y así, de mi personalidad. Pero ahora no sólo viajamos sino que nos quedamos. Tendremos que volver a conocernos a nosotras mismas cuando volvamos. El redescubrimiento de uno mismo, una ardua tarea que viene a ser una de mis metas existenciales favoritas. Me gusta ser consciente de lo que siento hoy y de la deformación que posiblemente sufrirá con el vaivén de personas con las que nos vamos a cruzar. Esta experiencia es algo así como la encrucijada de nuestras vidas, un descubrimiento concentrado en meses de evasión. Es un regalo en forma de disfrute, un premio merecido después de la montaña rusa que me asimiló a una roca en erosión.
Quiero volver aunque esté irreconocible, aunque venga para irme otra vez. Sé que cuando vuelva empieza otra etapa de mi vida, ese futuro que siempre dejé como primera página después de esta experiencia. Pero esta semana me la tomo paso a paso, siendo consciente de los sentimientos que aflora una despedida. Viviré a cada persona desde cerca y desde lejos para quedarme con un recuerdo nítido de cada uno. Pero corazón que no ve es corazón que no siente y, aunque a mi esto me parece una verdad a medias, no me voy para echar de menos aunque me acordaré.
Ahora sólo falta lo más importante, ir dándome cuenta de que me voy y llegar siendo consciente de que hay un brindis en mi vida en forma de bienvenida. Suerte para mi y para ti, compañera de viaje, no sabes lo que nos espera: ¡chin chin!

lunes, 27 de julio de 2009

Sin más

Fuimos hasta cenizas desperdiciadas después del fuego y las brasas eternas son lápidas ancladas en el corazón. Siempre perseguí el melodrama para notar la felicidad en su máximo esplendor y la tristeza más pura. La sensibilidad extrema es el callejón sin salida en el que entramos adrede.

sábado, 20 de junio de 2009

S.

A quien se atreve a “estrellarse”.

Quizás viví lo que me enseñó a cerrar los ojos demasiado, quizás yo siempre fui la que descubrí. Y por todo esto, no te entendí. Y, de repente, sucede todo cuando yo estaba durmiendo perdida en esos sueños que no duelen pero que tampoco hacen sonreír. Y así tú me descubriste…mientras yo me escondía de ti, de mi. Pero llegaron esas líneas escritas en papeles improvisados que hasta el corazón más helado lo consiguen derretir. Los detalles y la sorpresa, nunca me pude resistir. Y tus palabras exactas, en el momento preciso, nunca demasiadas, nunca suficientes y esa sonrisa que nadie sabe combatir. Y tus viajes fotografiados en tu memoria como estampas preparadas para compartir. Y muelles, y estrellas y mares y océanos y preguntas y respuestas y emociones y pensamientos y locura y cordura y yo, apartada de estos sueños que siempre he esperado vivir. Y el miedo que supone atreverse y el conformismo que brinda el dejar huir. Y la consciencia nerviosa. Y tú, volviendo a partir.
Quizás han sido los mensajes codificados entre palabras resueltas en forma de texto pero con intención de hacer sentir. Quizás fuiste tú una madrugada de primavera cuando pensabas a solas en esa pared blanca mientras yo deseaba acercarme a ti. Tú sabes más de mi de lo que yo quise aprender de ti. Y por eso, ya has ganado. Por haberte atrevido, por haberte acercado, por haber identificado, por haber viajado y soñado, por haber descubierto lo que yo nunca vi. Los años te pesan, yo creo que se ríen de mi. Hay espacios entre personas que se transforman en excusa para no darse cuenta de que algo ha venido o esta por venir.
Yo me voy a perder en tu historia, la que no esconde el detalle más precioso que alguien hizo por mi. Si la magia debe existir, nos vemos pronto, en cualquier punto en el que pueda empezar o seguir descubriéndote a ti.

jueves, 11 de junio de 2009

Soy finalista!

Soy finalista del concurso del "Centro Poetico" de Madrid (Ministerio de Cultura) por el poema "Caducado". El ganador saldrá a finales de julio, a ver si hay suerte...

También saldrá publicado en el libro antología "Dulce Primavera" -junto con mi perfil- a principios de setiembre, si alguien se anima a comprarlo será todo un detalle.

Este es el poema:

"Caducado"

Te contaría que hay un victoria del destino
pero así descubriría el resto de tus días
y tú siempre me hiciste jugar a tientas,
con la luz apagada y sin colchón.
Caida al vacío, yo.

Siempre llego tarde a la revisión de mi vida,
me vivo desde tan cerca que pierdo visión.
Pero cuando se cierra una puerta, se abre una ventana,
y las razones que no pesan pierden su razón.
Prescindiste de hacer lo imprescindible:
tener un detalle con mi corazón.

Contarme aquello que nunca constaste,
darme una vez al mes la razón,
sonreír retando a mi mala cara,
decirme "guapa" sin que te lo pida yo.

Comprarme un viaje a tierras lejanas,
dejar que luego te invite yo,
volver a ser el niño con cara lavada,
no reprocharme que también lo sea yo.

Caída al vacío, tú, adiós.

martes, 2 de junio de 2009

Ara que ve l'estiu

Ara que els colors m’envolten
i que el Raval fa olor a estiu.
Ara que les estrelles parlen soles
i els instints no ens fan fugir.

Ara que jugo a passar l’estona
i a guanyar petons furtius.
Ara que les hores passen soles
i les nits volen motius.

Ara que els exàmens pesen
i la platja em vol a mi.
Ara que l’aigua és tan fresca
i tu i jo la podem fer bullir.

Ara que els vestits s’acurten
i els bikinis fan estiu.
Ara que els records no omplen
i no vaig al Born a buscar l’oblit.

Ara que sé que me’n vaig
i que giro el meu destí.
Ara es quan entenc que, a voltes,
el millor és fugir de mi.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Una imagen vale más con mil palabras

A veces me gusta repasar mi vida abriendo el fichero de las imágenes no olvidadas. Mi padre siempre me dice: “guarda este momento en tu retina”, y así lo hago. Memorizo instantes visuales y los lleno del significado que tienen en ese momento concreto. Luego, cuando vuelvo a ellas con el recuerdo, desprenden esos significados que han marcado mi línea de vida. Todas estas imágenes que tanto distan entre ellas acaban convergiendo en un mismo punto: mi memoria.
Los veleros amarillos en el mar de los agostos no olvidados aún silban la canción del primer amor. Y el árbol de los deseos en ese parque de San Diego aún guarda lo que yo pedí para ti. Y la memoria visual gana a las fronteras que separan esos países que llegué a pisar. Y esa terraza en Taipei esconde en sus adoquines la huella de ese baile que hicimos en una noche de tardío Julio. Igual que esa eterna playa de Alejandría guarda en sus hamacas la silueta adormilada de nuestros cuerpos esperando un cuadro del alba.
Las imágenes que se suceden marcan el transcurso de las decisiones que tomamos y de las que dejamos de tomar. Y esas terrazas del Raval que tomaron café a todas horas observaron que todo viene y Lisboa nos arropó sabiendo que todo se va. Y el Forum de Barcelona se ríe de que una vez, yo estirada en el suelo, creyera en las segundas partes. Y Roma nos llevó a todos los caminos menos a ese con el que nos queríamos cruzar. Las paredes de ese bar del Born saben de lo que somos capaces de hablar igual que mi sofá, en el que cada cojín guarda un resquicio menos de dignidad. Pero el Boulevard St. Michel entiende que aunque sea tarde y esté adentrada la noche, siempre nos llegamos a encontrar.
Los significados que guardamos forman parte de la memoria selectiva que queremos amortizar. Y cada verano asegura un viaje en familia que llena de saciedad. Y una línea telefónica de Finlandia aún archiva entre tantos números el principio de nuestra amistad. Y esa furgoneta de color rojo tiene un espacio vacío del que nunca nos vamos a olvidar. Hay quien se va pero su imagen siempre quedará. Y esa pasarela en los concursos de poesía me dio fuerzas para escribir hoy esta línea. Y quizás nunca la vuelva a cruzar, pero la guardo como un emotivo recuerdo que me ayudó a encontrarme un poco más. Y en Igualada se queda lo que yo siempre voy a adorar. Y Barcelona transforma mis pasos y reta mi seguridad.
Las imágenes que resguarda el destino aún están por desvelar. Yo las voy a archivar en mi retina cuales sorpresas vitales que me inunden tanto como este párrafo de felicidad.

sábado, 23 de mayo de 2009

Imprevisto, afortunadamente

Hay lugares donde las noches sirven para disfrutar de la hipocresía de estar ahí para ganar vendiendo tu imagen. Pero las imágenes siempre son artificiales y si consigues ganar con ellas, tendrás el premio más efímero del mundo: el de la belleza.
Pero hay otros lugares en los que prima la naturalidad y en ellos se encienden las sorpresas, como llamas que iluminan lo que guarda la oscuridad. Y así empezó la noche de ayer, apostando por lo que sabe a indicio de felicidad.
Nos sentamos al fondo, en esa mesa alta con un par de taburetes en la que una vez descubrimos vidas y hasta se revelaron, en secreto, deseos de pasión. En verano todo se torna y resulta un “qué más da”. Y ese bar es el punto de partida de locuras guardadas bajo llave que aumentan nuestra complicidad. Cuando estamos ahí es como si estuviésemos en una película que me encantaría protagonizar, de algún modo, todo sabe a libertad.
Y se intercalaron caras desconocidas con miradas conocidas y se vaciaron copas y se llenaron otras. Y poco a poco las horas se vaciaron y todo el mundo se fue, pero nosotras nos quedamos. Y cerraron las puertas y bajaron las luces y nos tomamos un par de copas más. Y nos contamos un año de nuestras vidas y sonreímos por los cambios. Y nos reímos hasta de nosotros mismos, fuimos capaces de aprender a relativizarnos a nosotros mismos.
Y sacó la guitarra y nos callamos. Summertime y aplaudimos. Hallelujah y cantamos. Y cada uno se dio cuenta de que era posible enamorarse de ese instante irrepetible e incomparable. Y siguieron pasando las horas y las luces siguieron bajando para aguardar a bailes imprevistos. Y me acordé de alguien muy parecido a ese instante, pero el flujo de la vida no es estático. Y seguimos escuchando, mirando, disfrutando, riendo, cantando, viviendo. Viviendo ese cambio de planes que hicimos y sólo por hacerlo ya ganamos. El destino es mi azar favorito.
Y nos fuimos para volver pronto. El Born es nuestro escondite de verano, así que volveremos muy pronto. Como dice la canción: “noches reversibles”.

jueves, 14 de mayo de 2009

El mar de los agostos nunca olvidados

En el mar de los agostos nunca olvidados siempre arrojo mi censura. Se la presto a la marea calmada de las noches profundas y me la guarda como un secreto. Luego me la devuelve, es un paréntesis de complicidad. Es una escena que tengo gravada en mi cabeza y que necesito repetirla para ser feliz cada vez más. Ahí es donde mis padres se escaparon por primera vez, donde mis abuelos nos vieron crecer, donde celebré muchos de mis cumpleaños, donde Blanca aprendió a ir en bicicleta. Donde, aún ahora, vamos los cuatro a sentirnos bien. (Nunca lo podemos vender, ya lo veis).
El mar de los agostos nunca olvidados es el que me vio escribir por primera vez, el que vio como me enamoraba por primera vez y el que me arropó cuando amaba por primera vez. Es la playa de mi vida que verano tras verano me ha visto crecer.
Me he dado cuenta de que, a pesar de hacerlo sin querer, solo he llevado ahí a las personas más especiales de mi vida. Supongo que es una inercia intrínseca a estar segura de perder, de repente, cualquier censura, y vivir totalmente a flor de piel.
Si me has acompañado ahí, cosa que dudo, me vas a entender muy bien. El mar de los agostos nunca olvidados es el secreto que más aprecio esconder.

viernes, 8 de mayo de 2009

Las historias más bonitas son de verdad

Alguien me dijo una vez que ya no buscaba historias bonitas sino que historias verdaderas. Rozando el absurdo. La belleza de las historias, precisamente, reside en su grado de veracidad. Igual que la belleza de una historia es proporcional a lo difícil que será olvidarla una vez acabada. Si es que algún día cae en el olvido.
Las historias más bellas son esas que se te escapan de las manos. Aunque quieras, no las puedes controlar. Factor sorpresa. Perder los estribos. Autenticidad. Yo antes estaba completamente enamorada de los ingredientes de estas historias pero acabé por olvidarlos. El sufrimiento nos llena de puertas arrojando nuestras propias llaves a un mar tan inmenso que sólo quien más lo desee las llegará a encontrar. Y abrirnos, de nuevo.
Pero reabrir nunca fue tan fácil. Las costumbres siempre se acaban sentando en nuestra vida en el sofá más cómodo. Y cuesta, hacerlas levantar, y hasta caminar. Y que se olviden de su condición de costumbre. Bienvenida, novedad.
Y ahora me doy cuenta de que me comparo conmigo misma antes del dolor y es como si comparase a dos personas distintas. Antes sentía con los ojos cerrados, sentenciaba sentimientos de los que dudaba, pero qué más daba. Y, en cambio ahora, prefiero sentir con los ojos bien abiertos. Y dejar las sentencias dudosas para los corazones sin cicatrices, ahora ya no creo en el “qué más da”. Porque todo en lo que creo, para nada, me da igual.
El mismo alguien me dijo que yo vivía con miedo. Y, afortunadamente, así es. Será porque yo sí tengo mucho a perder y no me quiero arriesgar. Si llega un día en el que no tengo nada, entonces viviré sin miedo, sin pensar. Sin sentir. De momento, prefiero vivir con miedo, ese miedo que me reta a ganar. Ese miedo que me obliga a abrir los ojos y darme cuenta de que, afortunadamente, aparece gente a la que no se la puede dejar escapar.
Ya ves, las historias más bonitas son las que nunca se olvidan de tener en cuenta la verdad.

martes, 28 de abril de 2009

Ficción con emoción

Nunca he sido envidiosa, quizás porque creo que es una de las peores enfermedades que puedes (escoger) tener. Pero hay libros que guardan historias tan bonitas que despiertan celos en mi. He estado pensando en ello y creo que me sucede por una mezcla de insatisfacción y ganas de vivir historias de ensueño. El caso es que hay libros que pauso para que nunca se acaben. Los alargo para poder volver a esa maravillosa historia y meterme en la piel de esos personajes y así soñar. No es ningún secreto que nuestras historias de ficción favoritas son aquellas que tienen un punto en común con nosotros. Ese “algo” con el que nos sentimos identificados y nos permite disfrutar de la historia de una forma mucho más a flor de piel. Y así, metiéndonos en el papel del personaje, acabamos por creer que esa trama y esos personajes son mucho más especiales que los demás. Empatizar hace sentir más. Y, últimamente, tengo una historia entre manos con la que no dejo de empatizar. Quiero ser la chica de los jazmines. Si lo has leído, ya sabes de qué va.
Una vez la ficción no superó mi realidad. Ahora tengo un nuevo deseo: que la ficción no supere lo que me está por llegar.

lunes, 27 de abril de 2009

Sensibilidad olvidada

Creo que he perdido la sensibilidad con la que vivía el romanticismo. Quizás este pensamiento no es más que un espejismo dado que el romanticismo en mi vida actual existe sólo en la ficción. El caso es que me fui de todas las películas en las que vivía y me quedé viviendo en la pura realidad –siempre con alguna escapada a las nubes, por supuesto-. Y hasta hoy, no había sido consciente de ello. Quizás porque la pasión que antes invertía en todo se ha relativizado y ahora observo lo que me sucede a través de unas cortinas. Dejo que todo siga su curso natural y ya no me encargo de crear situaciones. Antes parecía una profesional, me pasaba media vida buscando ocasiones, podría haber montado una empresa de encuentros “casuales” de felicidad y me hubiera forrado porque, realmente, hacían que cualquiera se pudiera sentir feliz. Pero ahora ya me da igual, me he anclado en el “si tiene que ser, será” y lo aplico a todo de una forma descarada. No veas la tranquilidad que da pero, al mismo momento, creo que mata a este romanticismo del que hablaba. Antes me enamoraba y mi corazón hacia unas carreras imposibles para alcanzar cualquier indicio de felicidad. La Vie en Rose era mi banda sonora favorita en cualquiera de sus versiones y planeaba escenas hermosas para compartir, con un par de velas, arena y un vestido de hilo blanco. Enviaba mensajes cortos que contenían la palabra amor, amor como nombre de persona querida, adorada y amada. Me dormía sabiendo que estaba enamorada. Que todo era romántico. Que era un romance encandilador. Que tenía sentido mi pasión. Pero ahora, de repente –como todo lo que sucede últimamente-, me doy cuenta de que el juego que le daba el romanticismo a mi vida ya no me tiene como jugadora. Y así veo que sufrí un gran proceso de racionalización del que me doy cuenta ahora. Creo que es un poco triste porque mis ilusiones están destiladas pues les falta un ingrediente para ser la mejor poción. Me falta que aparezca alguna chispa que reabra la emoción y así se vuelvan a corromper mis sentidos y no consiga ni yo parar el ciclón. De momento, lo que nunca habría imaginado: cabeza 2, corazón 0.

viernes, 24 de abril de 2009

Estrella

Entender mi vida uniendo casualidades. Causalidades, claro. Lo que guarda mi estrella ya lo conocía. Ahora, aparte de conocerlo, lo entiendo. La estrella nunca pierde, siempre gana. Y me gana a mi misma, con la sorpresa. Un deja vú inmenso llega de repente. Igual que de repente me di cuenta de que tu estrella ya no estaba. Quizás porque solo aguantaba ahí por mi. Y al dejar de creer en ella, se fue contigo. Que más da. No era esa estrella la que yo tengo en mi. La buena estrella. El personaje de Estrella, el símbolo que marca la diferencia entre las personas, el creer en.
Hay muchas estrellas, por suerte. Quizás son parecidas a los amarillos, de “El Mundo Amarillo”. Todas con la misma capacidad de impresionar, son poderosas. Pero no todas son la que crees que es para ti. Dudo de que alguien entienda de qué hablo, no pasa nada. Me escribo a mi. Quizás he descubierto la diferencia entre un amarillo y una estrella. El amarillo vive lejos, la estrella vive cerca. Y yo me llevo a la estrella, en este caso, de por vida. Es curioso como, a veces, sin esperarlo, los sinsentidos tienen un sentido descomunal. Pero la ignorancia, puede ayudar, a encontrar la felicidad. Y yo creo que, de momento, me lo aplico porque con cinco sentidos ya tengo suficiente. Como tú bien dices: siempre siento demasiado.

miércoles, 22 de abril de 2009

Querido Jon

Él no sabe que lo pienso pero para mi somos Sienna Miller y Jude Law en Alfie. Me di cuenta entre las luces que descorchaba esa noche de discoteca donde los besos y mi vestido azul eléctrico nos acaparaban. Es el hombre de las mil máscaras que me salva de mi misma constantemente. Fuimos amantes que iban a deshora y nos pudo la amistad. Eres la paloma que una noche me inventé y treinta noches más tarde compartí en un paseo frío y fugaz que te presentó como persona sorprendente. Parecemos de la misma sangre cuales hermanos de confidencias y complicidad que crean historias compartidas para retar al mundo y a los demás. Nos ayudamos a ser rotundos ganadores protegiéndonos la espalda y desafiando nuestra propia personalidad. Nos teníamos que encontrar. Ahora que me llamas desde la gran manzana te echo de menos en general. Suerte que siempre nos tenemos líneas cuenta vidas preparadas que nos tienen lejos pero cerca, como buzones siempre llenos sin avisar. Quiero volver a decirte que te voy a comprar un sombrero y a ser tu agente personal y luego nunca hacerlo, ya es como un ritual. Quiero pasear por Paseo de Gracia y discutir sobre quien se lleva más miradas ajenas y yo fumar y que tu no dejes de rechistar. Quiero que me lleves a esos restaurantes de sibarita elegante y que te metas a todas las camareras en el bolsillo aunque digas que no te han oído porque modulabas la voz. Echo de menos que me hagas sonrojar y que me pidas que pare de tirarte estrellitas con los ojos. Echo de menos que te hagas el galán y luego me llames para contarme que eres el más moderno de Razz. Y que me digas que te has enamorado y el día siguiente ya tengas a otra a la que conquistar. Y que critiques a mis amores porque no quieres que me lo hagan pasar mal. Y que nunca te rías conmigo porque no vaya a ser una señal de debilidad. Y que me llames y empieces la conversación por el final. Quiero que me cuentes la táctica del caracol invertido por milésima vez hasta el día que yo la sepa asimilar. Quiero que vuelvas de la gran ciudad con una bolsa entera de cosas para contar. Y que exageres tu visión hasta que yo te diga que te ciñas a la realidad. Y tu me dirás que ya estamos otra vez con el paraguas de Mary Poppins del que tanto, a los dos, nos gusta abusar. Echo de menos nuestras comilonas en San Cugat, donde me presentas a tus amigos y les cuentas que me harías el amor si yo me dejara amar. Y te quedes tan ancho mientras yo me hago la sueca. Y entonces dices: “qué bien te quedaba el rubio, no se porque te has tenido que estropear”. Y mientras dices esto haces una masa en la boca que yo ya sé de que va, hago lo mismo, que difícil es diluirlo y tragar. Ríete un poco ahora, va, que este año no voy a tener tu rosa de devota amistad. Y regresa pronto, que vernos crecer en e-mails no me acaba de gustar. Y piensa en el enorme abrazo que te voy a dar que, durante este tiempo, me he dado cuenta de que somos demasiado fríos para tanta complicidad.
Eres un gran amigo, ya sabes que se lo digo a pocos, pero también sabes que te lo digo desde la más sincera verdad.

lunes, 20 de abril de 2009

"Destinatarias"

Me colgué en la cuerda en la que los días corren como regalos con lazo listos para abrir. Carrera continua a la felicidad. Que bueno que el techo ya sea un sol espléndido y que esas noches de estrellas quieran ver salir el sol, “desde todos los portales de la luna”, cómo cuenta la canción. Mi madre me dijo que vuelvo a escribir bonito y ella sabe bien que la buena transición siempre me ha llenado de emoción. Qué más da si las rosas no me llueven el jueves, será que el destino no ha contado conmigo para este floral chaparrón. Yo ya he hecho la maleta, contando contigo querida amiga, para irnos a todos esos lugares de evasión donde brota la ilusión. Y es que a ti, ya te lo dije, te debo un año de felicidad en mi vida. El tiempo es sabio y nos prepara a las dos, quizás me recuperé para ganar fuerzas y dártelas a ti, que las tuviste, y sobradas, para mi. Ahora, sin duda, ya nos merecemos un premio compartido, ya sabes de qué hablo, así que cruza los dedos y esperemos que no solo volemos en nuestra imaginación.

sábado, 18 de abril de 2009

Caducado

Te contaría que hay una victoria del destino
Pero así descubriría el resto de tus días
Y tú siempre me hiciste jugar a tientas
Con la luz apagada y sin colchón
Caída al vació. Yo.

Siempre llego tarde a la revisión de mi vida
Me vivo desde tan cerca que pierdo visión
Pero cuando se cierra una puerta, se abre una ventana,
Y las razones que no pesan pierden su razón
Prescindiste de hacer lo imprescindible:
Tener un detalle con mi corazón

Mandarme flores cada semana
Escribirme cartas sin autor
Poner esa música que tanto me encanta
Buscarme a tientas por la habitación

Contarme aquello que nunca contaste
Darme una vez al mes la razón
Sonreir retando a mi mala cara
Decirme guapa sin que te lo pida yo

Comprame un viaje a tierras lejanas
Dejar que luego te invite yo
Leer mis palabras cada mañana
Llamarme sin razón

Abrazar mi cuerpo con ganas sobradas
Besarme lento aunque con pasión
Volver a ser el niño con cara lavada
No reprocharme que también lo sea yo

Hacer una peli, poema o canción
Hacer lo que quieras pero de corazón
Creer en ti mismo para así hacerlo yo
Hacer todo esto por una sola razón.

Caída al vacío. Tú.
Adiós.

martes, 14 de abril de 2009

Fotografía personal

A veces las personas somos como fotografías. Instantáneas repletas de detalles que se nos escapan al vuelo. Las palabras que se transportan desde la boca al oído pueden ser contratos de ilusión. Palabras que a veces oímos y no escuchamos. Escuchar como verbo pleno. Y nos perdemos, entonces, las salidas a la sorpresa. La seducción de la retórica es la persuasión. Encandilar. Pero hay más detalles. Quizás siempre fui demasiado minuciosa en mis análisis pero que alguien me sorprenda siempre ha sido lo mejor que me podría pasar. Lo mejor que nos podría pasar. Y ves que cada persona esconde una sonrisa distinta, quizás son múltiples sonrisas para diversas ocasiones, depende de cada fotografía. Las sonrisas se visten distintas, depende de la situación. Y el arqueo de las cejas explica lo que cuentan los ojos. Y cada expresión añadida es el anillo que simboliza el compromiso que cada uno tiene con sus palabras. Y aquí se descubre cómo cada uno se tiene en cuenta a uno mismo. Más o menos. Quizás demasiado, quizás nada. Y entonces ladeamos la cabeza como énfasis a nuestra escucha. A veces actriz. Y asentimos y negamos, con la cabeza para no quebrar la línea de la comunicación. Y entonces esa persona nos llega dentro o se queda en la frontera. Pero quien logra entrar es como esa fotografía que guardamos en nuestra más preciada caja de recuerdos. Aquella que siempre volvemos a mirar, a parar atención, a buscarle los detalles. Los detalles, magnífica invención, aplastante diferencia.

lunes, 13 de abril de 2009

Peso pluma interior

Cuando vuelvo siempre llego distinta. Quizás lo que me faltaba era abrir los ojos para realmente hacer un paso adelante. Eso de pasar página se me daba bien años atrás, pero hace tres calendarios enteros que me dedico a girarme y mirar atrás en cada esquina. He vivido en una romántica visión de la melancolía que de tan exagerada que era ha explotado. Y lo ha hecho en mi cara. Y sólo así me he dado cuenta de que debo hacer mis días completos y dejar la continua revisión de los recuerdos para cuando tenga ochenta años. Nos pasa a muchos, lo de vivir de recuerdos y del pasado. Sólo con dos sorbos de café y veinte palabras ya te das cuenta de quién es una persona pasado, una persona presente o una persona futuro. Y yo, que nunca tuve un equilibrio de aplauso me alimento de lo bonito del pasado y sueño con llegar a la meta del futuro. Y escribiendo esta frase me siento absurda por omitir el camino, que resulta ser, mira por donde, el mismísimo presente. Que bueno que ahora, primavera, sea el momento para ser consciente del hoy pues el sol y las flores siempre me han dado un camino mejor. Soy feliz con lo puesto, lo demás lo he tirado porque el peso que sobra nunca fue de mi agrado. Peso pluma interior, ¡sí señor!

martes, 31 de marzo de 2009

Escena de pura ilusón

Me perdí entre los rosales cuando el alba nació impaciente. La arena aún estaba húmeda por su coqueteo con el mar y las gaviotas entendían que volar bajo sólo era seguro en aquellas horas despejadas. La playa latía silenciosa y ese mar seductor murmuraba bruma. El oleaje era como un suspiro profundo lleno de peces invisibles por el cristal que, como ilusión, vestía a esa mar. Una mar que inspiraba a escribir poesía de agosto en aquellos tiempos del primer amor. No era un escenario idílico aunque sí encandilador. Fumé un cigarrillo soltando el humo hasta que quedaba distorsionado por esa bruma tan efímera aunque repetida. Y no hice nada más. Solo descalcé mis pies y caminé siguiendo las huellas de las que algún extraño se despojó, esas huellas habían superado las horas y el venir y volver del agua en la costa, algo especial deberían de tener. Y, efectivamente, tenían un secreto. Si las seguías vigilando con las espinas que mostraban los rosales desnudos llegabas al faro. Un faro cerrado al que no se podía acceder aunque tenía unas rocas cual mejor terraza en primera línea de mar. Y ahí me quedé horas y horas, escribiendo emotividades descontroladas que palpitaban al son de mi corazón. Una lástima que todo esto sea solo un giro de mi imaginación. Los rosales rosa fucsia en medio de una playa y su mar, que belleza resultaría. Será el verano que se acerca a paso lento, deseo que acabe por llegar.

martes, 17 de marzo de 2009

Mi Lisboa favorita

Quería volver. Volví.
Las calles del fado se asoman decadentes entre subidas y bajadas cuales vidas como montañas rusas. Y la melancolía arropa cada balcón que enseña los colores de las ropas recién lavadas. Y las plazas respiran el cielo que enseña un sol precoz y me envuelve de tranquilidad. Y os veo a los tres cenando a mi lado y me doy cuenta de que no podría pedir más. Que bueno teneros tan cerca, sois mi círculo de complicidad. Marta has destapado la caja de la sorpresa y me has encantado de verdad. Me he guardado en el recuerdo y en el sentimiento todas la frases que te han salido como tinta del corazón. Y me he guardado todos tus abrazos en un bote de amistad que te juro, me dispongo a llenar. Y sé que has sido muy feliz, no sabes lo que daría para quedarme en esa terracita con sabor a vino blanco que nos creó un paraíso ambientado por lo mejor de Chambao. Y también me ha encantado ver como compartías carcajadas con Mercedes. Mi más fiel amistad. Siempre nos sobran las palabras y nunca nos falta esa eterna confianza que es la crónica anunciada de un éxito inmortal. No te crees lo feliz que fui viéndote el sábado por la noche olvidándote de la rutina y disfrutando sin parar. Y ya sabes que me gusta que estés cerca de mi M de Felicidad. Esa que volví a encontrar como respuesta a la más sincera necesidad. Hay sentimientos que duermen con un ojo abierto y sueñan hasta que se hacen realidad. La complicidad, la confianza y la sinceridad. Estos tres días han sido los más felices de mis últimos años. No me creo tanta felicidad. Quizás no os la he mostrado lo suficiente, noto que he vivido este viaje como una espectadora. No he querido llenar con mis palabras los momentos que vosotros brindabais. Me ha invadido la absoluta tranquilidad, habéis creado mi mejor bienestar. Gracias. La Lisboa más nostálgica me la guardo como un recuerdo del pasado, ahora me quedo con esta Lisboa que yo misma he reinventado, eres un escenario digno de adorar.
Quiero volver. Volveré.

domingo, 1 de marzo de 2009

Arte

Hicimos poesía como quien cose palabras entre las perlas de un collar. Fue una joya.

lunes, 23 de febrero de 2009

Historias desnatadas

Las historias desnatadas son esas que tienen reglas de juego. En el amor y en la guerra todo vale, pero en las historias desnatadas nunca se puede llegar ni al amor ni a la guerra, sólo se puede jugar. A mi los juegos me parecen encandiladores al principio pero siempre me acabo cansando porque ya me sé todas las jugadas. Además, lo desnatado solo sacia por un tiempo, luego siempre tienta tu apetito y te hace buscar algo más. No sé si sabes de historias desnatadas pero regulan tus limites y tus pretensiones, aclaran los deseos. Es el juego de los personajes en el que cada persona tiene un rol conciso preparado para evitar el enamoramiento. Me parece absolutamente absurdo porque la mejor pasión conoce el amor, pero me apetece jugar un rato. Tengo una amiga que me contaba que es muy difícil manejar bien el acelerador y el freno en cuestiones del corazón. Y yo estoy de acuerdo pero siempre he sido muy teatral y lo de ser actriz es un vicio. Las historias desnatadas listas para probar.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Las ocasiones ¿perdidas?

Las ocasiones perdidas son la receta del arrepentimiento. Y el arrepentimiento es, afortunadamente, un sentimiento del que te puedes alimentar o puedes rechazar. Yo nunca le abro la puerta porque no hay carga más pesada que aquella que nosotros aceptamos a consciencia. Y no hablo de relativizar nuestra consciencia, sino que hablo de no tener un historial de ocasiones perdidas. Si te fijas, la palabra ocasión es positiva mientras que las pérdidas tienen una alta carga peyorativa. Aunque sea por este motivo, nunca enlaces lo positivo con lo negativo. Si lo haces sólo conseguirás que lo bueno se desvanezca ante la potencialidad de lo malo y que además el arrepentimiento de no haber conseguido lo mejor subleve tu arrepentimiento. Yo creo en el valor de las decisiones que tomamos en cada momento. Y estas son el resultado de nuestra consciencia o inconsciencia, ¡qué más da!, son el reflejo de nuestra personalidad. Y que yo sepa nadie debe arrepentirse de las líneas que traza su manera de ser. Manera de ser, fíjate tú que libertad. Y la libertad nunca ha conocido la razón de ser del arrepentimiento. Por lo tanto, toma o deja, haz lo que quieras. Pero no le temas a tus propias decisiones, sino, créeme tendrás una vida y una libertad vulgar. ¿Y quién quiere la vulgaridad?

domingo, 15 de febrero de 2009

Los corazones que van tarde

Hay corazones que van tarde. Dejan pasar el huracán de sus propios sentimientos y sin darse cuenta acaban totalmente prendados de la fuerza de sus emociones. Ciegan sus ojos para retar al miedo y reducen sus palabras a sentencias efímeras cuales castillos en el aire. Besan a medias para tener la sensación de que pueden desimantarse de otros labios con facilidad. Y así, se meten en este espiral de inconsciencia de corazón donde la ignorancia es la píldora de la tranquilidad. Y dejan que la suerte de la compañía se les escape como arena fina en las manos. Y dan caricias efímeras como sellos que validan cartas a destinos insospechados. Y caminan de puntillas en una cuerda floja donde se arriesgan a ganarlo todo o a quedarse sin nada. Y dejan pasar los momentos más deseosos para mantener su cabeza firme. Y así pierden poco a poco el equilibrio. Y se encuentran zambullidos en una burbuja donde la cordura del amor se les escapó mientras ellos pensaban. Los corazones que van tarde, nunca jugaron a su favor.

viernes, 13 de febrero de 2009

El olvido es vacío

Nos convertimos en líquido y nos escapamos de todas las botellas descorchadas. Luego tu te evaporaste esparciéndote hasta la invisibilidad. Y yo me sequé, cómo rosas sin agua que no llegan a fin de mes. Y nos perdimos la pista que antes nos dejábamos para ganar al olvido. Pero olvidarte ya no me da miedo y así me despojé de los lazos con los que empaquetamos nuestras vidas. Y sin darme cuenta se me adelgazó la melancolía y se me esfumó la eterna nostalgia con la que tu me enseñaste a vivir.
A veces nos alimentamos de las líneas de vida que nos brindó el pasado por miedo. Miedo sin más. Pero es una sensación que debemos superar porque su contenido es el vacío. Y el vacío solo sirve para llenar. Pero para llenar de novedad.

lunes, 26 de enero de 2009

El tiempo es nuestra oportunidad

Ayer me acordé del papel que escribimos un noviembre barato en el que no hacíamos nada de lo que prometíamos hacer. Escribimos un juramento que perdimos en las excusas de la memoria y ayer me di cuenta de que ahora lo sigo a pies juntillas. Prometimos dar nuestro tiempo y dedicación sólo a esas personas que hicieran lo mismo con nosotras. Que tontas fuimos perdiendo el tiempo con esos pasajeros que se suben al tren y bajan a la siguiente estación. Yo me he ahorrado rondas de cañas efímeras y sorbos de café incompletos que da gusto. En cambio, he alargado palabras con mentes amigas que sé que divagarán conmigo hasta donde a mi me gusta: el más allá. Mi memoria estaba cansada de tanta cara prescindible y ha borrado todo lo que pronto crearía polvo, ya se sabe, la limpieza es atractiva. Ya lo dije en alguna parrafada anterior, he aprendido a alejarme en general y quien se queda es quien quiere estar cerca. Y lo mismo he empezado a hacer yo, a acercarme sólo a esas personas que invierten su tiempo en mi atención. Al fin de cuentas, somos un circo de rompecabezas que tenemos que librarnos de nuestro melodrama en el más preciado exterior. Que a nadie se le ocurra llamar a puertas más de dos veces. A la tercera no va la vencida, la tercera es el último cartucho en el que queremos ver una oportunidad. Y créeme, a las oportunidades también les pasa su momento oportuno.

viernes, 23 de enero de 2009

Memoria de dos caras

Acompáñame al tejado de los gatos pardos cuando éramos sol en sombra y uno y uno ya no eran dos. Hazme bocetos de vida en tardes con prisa y noches en pausa, hazme la cuenta de lo que no perdí. Cuéntame qué quedó en los vasos de vino que bebimos y con los que nunca brindamos, cuéntame en qué pensabas cuando pensabas en mi. Pregúntame ahora lo que no respondí y responde a los vacíos que entregaste a las frases que yo nunca entendí. Acuérdate del cielo de mayo con esa mancha valiente que aún sobrevive y me desvela confianzas que nunca te confía a ti. Y vuelve a saltar conmigo en la playa de tus olas cuando nos olvidamos de la vida ajena por un día o dos. Déjame escuchar tus palabras para leerte luego y entender esas líneas que tenían significados partidos en dos. Llévame a la memoria de tus ojos, la que empieza el último día que los vi yo. Llévame a la parte que compartes conmigo y no conozco yo.

martes, 20 de enero de 2009

Equilibrio

Fue un viaje rápido y quieto, tan conmovedor. Me dejé los puntos y las comas en la última parada de tren y lo encaje todo en unos pocos segundos emocionales. Sin pausas y sin espacios no me perdí ni el mínimo detalle. Eran las siete y veinte de la tarde y notaba mi equilibrio interior. Ese que llegó por primera vez la semana pasada sin motivo aparente y del que me he enamorado eternamente. La sensación era tan nueva pero tan placentera que hasta tuve miedo. El miedo a la levedad del ser de Kundera nos empaña los ojos de espejismos innecesarios que ciegan nuestro camino y, entonces, nos servimos de los puntos y las comas como excusas. El equilibrio interior es mirar al vacío y verte a ti mismo subiendo y bajando montañas pero siempre con una línea recta continua que sustenta tu interior. Esta línea es cuando ambos lados de la balanza quedan equilibrados y la armonía te presenta a la paz interior. Esta visión del equilibrio supongo que es ilusoria a la par que diferente para cada alma. Pero las almas somos parecidas o hasta gemelas y siempre luchamos para vivir en el mejor hogar y dormir en la mejor cuna. Mi viaje era una sucesión mental de parámetros armónicos que se encadenaban con impoluto orden para rescatar a esa disciplina que ya había prácticamente empaquetado. Y cuando rescatas lo que habías perdido te sientes aliviado y bajas los brazos porque sientes que dejas de ser el culpable de tu propio desorden vital. Y yo, la primera candidata a ser la eterna enamorada del amor y de las relaciones sentimentales me doy cuenta de que un corazón vacío puede ser un corazón feliz. Nunca imaginé que yo escribiría esta frase. Pero el amor es una montaña rusa que desequilibra todos los sentidos habidos y por haber. La tranquilidad emocional nunca había sido mi aliada pero ahora es un vicio que me proyecta a mi tranquilidad. Basta que haya dicho esto para que me llegue la tormenta. Después de la tormenta siempre llega la calma pero nadie le ha puesto nunca un punto y final a esta frase.