lunes, 18 de agosto de 2014

El faro

La punta de mi nariz estaba alineada con el faro. En mi ojo derecho veía surcar una barca, que al cruzar por detrás del faro yo la perdía de vista un segundo. Entonces, aparecía en mi ojo izquierdo habiendo convertido su estela en dos. Dos rastros de oleaje que partieron juntos y se separaban. Mi ojo derecho aguantaba el peso del pasado y en el izquierdo yo veía todo el mar. Y, ahí, te dejé perder.