domingo, 11 de noviembre de 2007

L.

Ella parecía la princesa, de la frialdad y la fortaleza, era una dama de metal. Era un corazón de acero, una flor en pleno enero, una trampa de verdad. Ella era la primera, la segunda y la tercera en su colección de amor. Era nieve en sol de agosto, era gota en mar inmenso, era un dilema sin solución. No tenía la certeza de lograr cruzar la meta y encontrar su propio don. Era un trago de aguardiente, era llantos de impotencia, era un triste colocón. Era sobredosis de impaciencia, de soledad y de inexistencia porque el mundo ni la vio. Era un mundo sin razones, un diminuto peldaño en la larga escalera de la vida y la emoción. Era un trasto olvidado que ella misma olvidó. Era una imperfección de la naturaleza ya que nunca sonrió. Era un pozo de adicción, de ansiedad y sumisión. No logró ganar el pulso y en sus rejas se murió.
Fue la musa de la droga que para siempre la vistió.

1 comentario:

Vodka & Caviar dijo...

Ok. Per cert, molt bo aquest article. Peto!