martes, 19 de febrero de 2013

Hoy no existe

Estuvimos en un andén en el que pasaron tres trenes y nos dio igual porque nosotros ya habíamos cogido ese tren que no queríamos perder. Si alguien hubiera hecho una foto, se vería el tiempo parado entre nuestros ojos y la velocidad a nuestro alrededor. Todas esas líneas que acortan las distancias bajo tierra, ahora son como salas de espera para mí. No sé qué es más cercano, si la lejanía o el tiempo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La soledad del andén siempre fue propicia para que dejara pasar los trenes que aparecían en mi vida, trenes azarosos, caprichosos, puestos allí por un devenir que se jacta en todo momento del halo de desazón sempiterna que acompaña a los cobardes, a los que se limitan a languidecer, como yo, siempre a la espera de una muerte Quevediana, empero, el barroquismo romántico de Berlioz me dió ánimos en los momentos más duros, me ayudó a seguir respirando, pero nunca encontré el empujón necesario para subirme al tren que aparece cuando el corazón late al margen del tiempo, cuando la razón te impulsa a actuar pero los músculos no responden, agarrotados por haberse decrepitado al paso del eternamente inicuo tiempo.

Ayer siguiendo en el andén, hastiado hasta el infinito, escuché una melodía deliciosa, llena de vida y pude volar... teenage die