jueves, 26 de abril de 2007

Que alegria mas tonta

Hay días que eres la mar de feliz y como no vigiles hasta se te cae la baba. Otros, eres desperdicio de la humanidad e hibernarías ahora si ahora también. Cuando todo va sobre ruedas haces escritos no publicables porque se sobrepasan de alegría. Cuando la vida va al revés haces escritos que pasan censura porque pecan de demasiada decepción. El día siguiente cuando te levantas e intentas pensar qué fue de ayer todo queda muy relativizado y nada es tanto como parece. Por suerte, soy de aquellas personas que lo bueno les dura telita y lo malo, pues mira tú, se va. Pero entonces es cuando entra el factor segunda persona. Alguien de tu alrededor que infravalora tu alegría, que no deja que siga fluyendo. No con mala fe, tienen la gran capacidad de hacerte perder las ganas por algo. Hacen que lo que podría ser algo genial sea un error, un pecado capital, algo por lo que nunca más deberías perder el tiempo. Y entonces tu piensas (como dice la canción) qué alegría más tonta. Y pasas página, y te das cuenta de que si has puesto en duda tu alegría es porque no te llevaría a la “felicidad”.

No hay comentarios: