viernes, 15 de junio de 2007

post-casualidades

Antes siempre decía que podría contar mi vida uniendo casualidades. Hace ya un tiempo que no tropiezo con ninguna de ellas y lo hecho de menos. La casualidad siempre viene vestida de sorpresa, entra por tu puerta como Pedro por su casa y es que una casualidad es una parte nueva de tu vida que se une a otra que ya tenías metida dentro de ti y entre las dos conectan mucho o poco. Es entonces cuando piensas cosas como qué pequeño es el mundo, esto es la suerte, esto es una putada, esto cómo se come y un largo etcétera. Llegó un momento en el que, al final, pensaba que las casualidades me perseguían y yo las perseguía a ellas. Aparecían por debajo de las piedras y hasta daba miedo la cantidad de casualidades que se atrevian a juntar. Yo creía en ellas y por lo visto, ellas en mi, fueron de las de buena suerte y que pequeño es el mundo.
Ahora parece que todo ha evolucionado y la suerte que un día fue fruto de la casualidad, hoy es el día a día. Es mi primera entrevista de trabajo mañana por la mañana, son llamadas semanales para ver si soy lo que busca el objetivo, son personas que metí una vez en el saco de amistades y mucha historia más. A veces pienso que la casualidad ha ido tirando piedrecitas para que yo siguiese un camino y a pesar de mi miopía, más o menos, lo he sabido ver. Espero que, a pesar de ya no poder contar mi vida uniendo casualidades, pueda seguir chocando de vez en cuando con alguna de ellas. Una vez les cogí cariño, me enamoré un poquito de ellas y hoy, las quiero volver a ver.

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