miércoles, 17 de octubre de 2007

El rebelde, la dama y yo

Cat Power canta la de Wonderwall a su bola y me chifla porque el desgarro de su voz es de pura cepa. También me mola el triangulo vicioso-amistoso que hacemos el rebelde emergente, la dama perfecta y yo que me voy descubriendo. La dama solo ver al rebelde le pregunta si ha hecho rock’n’roll esta mañana por el flequillo loco. Nadie nos entiende y es que somos unos incomprensibles adrede. Si yo le suelto al rebelde que sepa escuchar y responda con silencios decorados, él me sonríe y ya nos hemos captado. Somos complicidades amistosas que no se agotan.
Me gusta tener a este par a mi disposición y aún me gusta más que cuenten conmigo para festivalear un ratín juntos. La dama y yo ya nos enamoramos por amistad hace rato y parece que vivamos pisándonos los tacones todo el día. El rebelde es más relaciones públicas y habla con quien se le cruce. Que está en una disco y cree parecerle que el tío ese le suena, le planta cuatro palabras y ya los tienes amiguísimos. Creo que los tres nos molamos porque somos de inventar barbaridades y frases imperfectas que nos parecen poesía.
El rebelde, que hablé de él en capítulos anteriores, me coge de la mano para dar paseos por la facultad. Somos como novios imposibles pero nos amamos con locura por nuestras mentes y almas complicadas.
La dama, que le llamé Charlotte páginas atrás, da abrazos y cariños a todo el mundo menos a mi. Yo se lo pido pero se hace la durilla y solo me ofrece hacer la croqueta por encima de mi. Yo la perdono porque me río de ella enfrente de todos y ella hace ver que le afecta. Es una niña payaso (refinado).
Siempre me apetece escribir cuatro palabras sobre ellos porque se lo ganan cada día, que quieras que te diga. Son como una película genial, le darías al play cada día para aprendértela de memoria. Y más o menos es así, aunque ellos ya vengan con el play apretado, me cuentan su historia cada día un pelín más. Yo les tengo en un pedestal enganchados con superglue para que no se me escapen. Y claro, es lo que pasa, a veces nos hartamos unos de otros porque realmente somos una panda de inaguantables, pero las cosas van así, dios los cría y ellos se juntan. (Y encantada).

1 comentario:

Vodka & Caviar dijo...

Frases interesants, la veritat.