miércoles, 28 de mayo de 2008

Buenas noches

Yo creo que tengo insomnio provocado por mi misma. Por una parte, por desfase horario que algún día lograré centrar pero, por otra parte, por mi hiperactividad mental. Durante el día, yo ya estoy acostumbrada a hacer puzzles mentales instantáneos si quiero que mi cabeza siga equilibrada pero, por la noche, mi cabeza da para mucho más. Resulta que cuando subo las escaleras para llegar a la habitación se abre un nuevo mundo pensativo. Y yo ya me lo tomo con calma porque me lo se de memoria. Primero, veo los lápices de colores encima de la mesa, cómo si fuesen mi primera etapa creativa antes de ir a la cama. Normalmente los rechazo porque enseguida me espera este ordenador. La música que suena acostumbra a ser muy tranquila y en ingles. Si es en castellano, no escribo a gusto porque se mezcla la letra de la canción con las palabras que yo tecleo. Y una vez tengo el ordenador en modo Word y una hoja en blanco, aquí si que ya no se sabe cuando acaba la noche, si es que no se trata de la madrugada. Entonces, acostumbro a mirar por encima de la pantalla y veo como vías de ideas que van llegando a mi. Y escribo una línea y la borro. Y escribo otra y también la elimino. Hasta ver que ya tecleo sin parar y que soy consciente cual es la siguiente frase y cual será el final. En este caso, también se abrió hace unos meses una nueva variedad de escritura. Resulta que también me gusta escribir canciones, pero aún les tengo un poco de miedo porque mi conocimiento musical, que sería un gran acompañamiento, flojea que no te lo crees. Así pues, una vez acabada mi tarea de expresión, cierro el ordenador y después las luces. Y es entonces cuando se descorcha mi pensamiento más terrenal, el más ligado a mis sentimientos, emociones. Voy al pasado, vuelvo. Pienso en el presente y sigo. Esbozo mi futuro y me hago ilusiones. Y pienso en esas ilusiones, que claro…están, de algún modo, relacionadas con mi pasado y mi presente. Total, que hago una carrera de obstáculos que ejercita mi mente y es una lastima que no adelgace. Entonces pienso en personas, normalmente las que me hacen más feliz. Vuelvo a reírme por muchas risas ya construidas e, incluso, lloro por muchos llantos ya gastados. Echo de menos a personas y a lugares y a sensaciones y hasta a olores. Pienso en lo nuevo que vendrá y que, algún día, también quedará como un recuerdo. Y, aproximadamente, en este momento, noto que empiezo a dormirme. Y disfruto de ese momento porque es la pre-evasión a la pura realidad. Y luego…ya viene toda la parte de los sueños, que son un mundo aparte y también, por descubrir.

Buenas noches.

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