lunes, 7 de noviembre de 2011

El placer de la insatisfacción

Cuando reprimimos un sentimiento, florece otro sentimiento. Como lo de cerrar una puerta y que se abra una ventana. Muchas veces, somos inconscientes de qué es lo que tenemos encerrado en nuestro interior pero muy conscientes de que necesitamos liberarnos. El arte, en muchas ocasiones, es el hijo expresivo de esta frustración, de esta represión , de algún modo, consciente. En esta insatisfacción hay un ingrediente esencial: el placer. Como cuando en la receta de un dulce es necesaria una pizca de sal. El placer encuentra su lugar en la insatisfacción cuando tu propia ansiedad hace tanto ruido que no tienes más remedio que dignarte a escucharla. Es entonces cuando empiezas a ser tu propio oyente y ya estás un paso más lejos de ser tu propio preso. Es en ese punto, justo entre tu consciencia y tu inconsciencia donde se halla el placer de escoger reprimirte o dejarte ir.

1 comentario:

Alexandre Rio dijo...

Son los sentidos paradójicos de la vida