miércoles, 28 de diciembre de 2016

El tiempo es inamovible

El tiempo es inamovible a pesar de la prisa y de la calma. Voy perdiendo la nostalgia con los años, en el pasado ya no encuentro un momento mejor. He confundido la felicidad con la mierda tantas veces como camas mal compartidas. Cuando todo empezó a torcerse yo abracé las curvas, hasta aquí.
Ahora llega la brecha del invierno en la que se abre un año y se apagan las brasas del anterior.
El agua invade mis oídos como anestesia para mi cabeza y sólo oigo el sonido de la bañera llena cubriendo mi cuerpo entero. Estoy conmigo y luego, siento el alrededor.  Pero si acercas tu mano, sólo si tú decides acercar tu mano, mi piel se podría convertir en un manto vulnerable de reacciones expansivas por primera vez, otra vez.

Las veces, a pesar de ser tiempo, no son inamovibles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una vida destinada a la protesta y a la evasión, a lo efímero y maleable, a la reflexión abstrusa y la coma innecesaria. El légamo que yace a la espera de la corriente más violenta. Languidezco luctuosamente en pro de la herrumbre de carácter umbroso y de la ignominia más circunspecta, entono el mea culpa por expresarme de forma tan inextricable pero el lenguaje nunca se ha caracterizado por ser claro; apenas un ejercicio de logomaquia cacofónica.

Hace ya demasiado que no busco interlocutor, que bebo para descansar, que yerro a la par que interpreto.

Recuerdo. Quiero morir. El profeta temía la obtusa alineación que se produce en contadas ocasiones entre el descanso y la muerte. Uno desea tantas cosas. Yo no quería ver tanto y al taparme los ojos aprendí a escuchar, y ahora, son las entrañas las que hablan, mis limitaciones, cuando antaño, recuerdo a un jovial erudito que prevenía por vicio, y entonaba por obligación.


Suena la obertura de la muda de Portici, de Daniel-François Auber, no voy a seguir escribiendo porque lo obsceno se va a tornar en ominoso, por suerte el dinero hace ha que se acabó; una forma de defensa.

Se avecinan tiempos violentos en muchos sentidos, y ante el miedo, sólo quería mostrarme cercano, pedir perdón y mostrar gratitud. Siempre JUGADOR.