miércoles, 28 de febrero de 2007

Pro ironia

Estuvimos hablando de la ironía y de los sarcasmos de la vida y creo que un ser irónico es un ser inteligente. Para ejercer y entender esta tan magnífica labor es necesario tener cientos de conexiones mentales (me lo invento) que te permitan captar a velocidades insospechadas relaciones sin pizca de literalidad. Y esto a mi me va. Me gustan este tipo de traducciones instantáneas porque dan un poco de caña a cualquier asunto y sino que se lo pregunten al Dr. House. Creo, igual que muchos, que tomarse la vida con dosis diarias de ironía no está nada mal porque fortalece bastante y hasta aprendes. Por una parte, porque a veces las palabras irónicas que te sueltan son un mamporrazo tal que sino aguantas el guantazo y aprendes a responder tienes que cerrar el chiringuito a la de ya. Por otra parte, porque hay quien ya sabe mucho del juego y con sus sentencias hasta puede hacerte reflexionar. Por mi parte, también lo relaciono bastante con lo de reírse, no de los demás (que esto lo sabemos hacer todos) sino de descojonarse de uno mismo. Cuando ironizas tu propia vida acabas tomándotela con bastante más filosofía y esto lo debería hacer todo el mundo porque sino, al final, esto va a parecer el mundial “rocanrol” de los idiotas.

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