viernes, 18 de enero de 2008

La luz de lo que no dura mas que un vistazo

John Berger en su artículo “El tamaño de una bolsa” escribió joyas como “Todas las fotos tienen una luz especial, una luz determinada por el momento del día o la estación (…) Es una luz en la que no hay permanencia; la luz de lo que no dura más que un vistazo. Esta luz es otra llave que también abre la cancela”.
Después de leer esta frase y subrayarla para guardarla en mi libreta de frases acertadísimas, me paré a pensar. La luz de lo que no dura más que un vistazo, dice. Como tantas cosas en esta vida que solo se quedan en nuestra retina un par de segundos, lo que dura un abrir y un cerrar de ojos. Como todos esos pensamientos que vienen dados por una situación concreta y luego se pierden en la inmensidad de nuestras mentes llenas de retales de tantas cosas y vacías de monumentos de valor. Y efectivamente, lo que no dura más que un vistazo es llave para abrir cancelas. La cancela de la reflexión. Una reflexión que critica la velocidad de nuestras miradas y nuestras cabezas, de la vida en general. Es una pena que no seamos todos sumamente curiosos y que no nos brindemos a nosotros mismos la oportunidad de disfrutarlo todo. Porque cuando, como ahora, yo leo “la poca permanencia de lo que no dura más que un vistazo” me vienen ganas de comerme el mundo. No a modo de ambición, sino a modo de disfrute de la vida. Salir a la calle y no mirar solo adelante sino también levantar la cabeza y darme cuenta de cómo es la arquitectura en la parte más alta de cada edificio. De sentarme en un parque del Raval y ver la mezcla internacional que pasea por una misma ciudad y por un mismo suelo. Me entran ganas de ir otra vez a la exposición de Fotoperiodismo en las ramblas y mirar cada foto cuatro veces por lo menos. Y ver que esa luz que pasa desapercibida para tantos, no lo pasa hoy para mi. Porque la ignorancia de no haberla valorado la primera vez, me ha enseñado a valorarla hoy. Ha abierto la cancela de mis ganas y me ha regalado un surtido de curiosidad de lo más amplio.
A veces, como dice el mismo John Berger, hay instantes que son breves como fotografías. Pero nuestros recuerdos los podemos hacer eternos. Así pues, anclemos los instantes breves como fotografías en nuestra memoria. Así, llegarán de manera veloz y tal vez, fugaz pero nunca zarparán, nunca se desvanecerán.

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