martes, 1 de enero de 2008

2008: entras por la puerta grande

Estoy de un feliz contagioso que me tiene pletórica porque no podría haber entrado en este nuevo año con mejor pie. Ayer fue el fin de año de nuestras vidas, fue de un estupendo que da gusto y que hoy nos ha hecho sonreír.
La cena de chicas es uno de los básicos de cada año y que da un gran subi de felicidad. Te lo digo porque estamos todas y a la que nos descontamos de copas y aparecen las pruebas para que te den el regalo del amigo invisible eso ya se convierte en un espectáculo digno de inmortalizar.
A pesar del colapso de redes también hubo el obligatorio momento de hacer un commenting de lo enviado y de lo recibido. A mi esto me mola porque puedo currarme mensaje bonitura y recibir monerías (e ironías) varias que llegan al corazón y provocan (son)risas.
Después de retoques de maquillaje, discursos con sabor a alcohol y mucho brindis ya en el bolsillo nos mudamos a la disco con ansia de farra. ¡Y vaya señora farra! Yo con el vestido me lo monté de perlas porque me olvidé de que iba recatada y puse la directa para que el año empezase con un gran festival. Todos debimos pensar lo mismo porque ayer fueron momentazos sin parar y hasta las siete que nos cerraron el tinglado no dejamos de bailar. Cerraron sesión con una de “corazón partío” que no viene a cuento ni a la de tres pero es la excusa para bailar agarrado e irte a casa así medio sentimental. Aquí omito una parte de la noche que quienes la vivieron ya saben que fue un espectáculo en directo que de tanta risa hasta hace llorar y a este apartado ya le metemos el punto porque hay cosas que no se deben contar.
Hoy me he levantado con unas ganas de 2008 que no te las crees. Supongo que es por el hecho de que año nuevo, vida nueva y yo más o menos siempre me lo aplico porque me sienta bien.
Es el primer año que me he hecho propósitos de año nuevo, no por nada, sino porque antes pedía deseos y ahora los deseos voy a intentar que se hagan realidades. No te los voy a contar todos porque me guardo alguno para mí pero te digo que quiero dejar de pitillear, que quiero volverme a enamorar y que tengo ganas de poner los puntos sobre algunas “ies”.

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